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Los 10 errores más comunes a la hora de reciclar
Actualizado: 29 oct 2019
Tenemos claro que es más importante reducir el consumo y reutilizar que reciclar, pero, eso no quiere decir que no haya que reciclar y que, además, tengamos que hacerlo bien. Aquí va una lista con los 10 errores más comunes que cometemos a la hora de reciclar:
1. Juguetes de plástico. Aunque sean de plástico, no van al contenedor amarillo porque no se trata de envases. Algunos de ellos, además, contienen otros materiales, como componentes eléctricos. Lo más correcto sería llevarlos a un punto limpio (o garbigune), ya que los plásticos de los juguetes son de buena calidad, se pueden fundir y reincorporarse al ciclo productivo. Si no, hay que tirarlos al contenedor de restos. Si el juguete está en buenas condiciones, lo ideal es donarlo.
2. Cepillos de dientes. Excepto los que son de materiales biodegradables (que es lo ideal), al igual que las maquinillas de afeitar, aunque su material principal sea el plástico, no son envases, y su destino correcto es la fracción de resto (contenedor gris). En el mejor de los casos, se extraerán los materiales reciclables antes de ser enviados a la incineradora o a un depósito. Van también al contenedor gris otros productos sanitarios y de higiene, como los bastoncillos y los discos de algodón, las toallitas húmedas, que causan serios problemas si se arrojan al váter, y los preservativos.
3. Bombillas. En ningún caso van al contenedor verde. Si se trata de bombillas de filamento tradicionales, deben arrojarse al contenedor gris. Pero si son bombillas de bajo consumo o fluorescentes, es mejor llevarlas a un punto limpio o a las tiendas donde se venden. Desde allí son enviadas a plantas especializadas, se separan los materiales de valor (vidrio y metales) de los peligrosos o no recuperables. Durante el proceso se extrae mercurio de elevada pureza, con el que se pueden hacer pilas o bombillas.
4. Tapones de corcho. Si el ayuntamiento ha implantado el sistema de recogida de basura orgánica, ese es el lugar más adecuado, ya que del corcho se puede hacer compost. De no haberlo, por increíble que parezca hay que llevarlos al contenedor amarillo, porque se consideran parte de un envase. También van al amarillo las chapas metálicas y los tapones de plástico. El metal de las chapas se funde para hacer envases, piezas de automoción o herramientas, de los tapones de plástico pueden salir otros envases, cubos y mobiliario urbano.
5. Vasos de cristal. Ni ventanas, ni espejos, ni ceniceros, ni vasos de cristal, ninguno de estos productos son envases de vidrio, por lo que no deben ir al contenedor verde. El cristal de un vaso, por ejemplo, contiene materiales que le diferencian del vidrio y precisa de un tratamiento y temperatura de fusión distintos. Hay que llevarlos al contenedor gris o al punto limpio (pero si el vaso es de plástico, va al amarillo). De los espejos se aprovecha el plástico y el vidrio. Los cristales planos se trituran para volver a fabricar vidrio.
6. Papel de cocina. Uno de los errores más comunes es lanzar al contenedor azul las servilletas de papel y los papeles de cocina sucios, cuando lo correcto es tirarlos al contenedor de la basura orgánica. De igual manera, los pañuelos de papel también se consideran desechos orgánicos, por lo que van al contenedor marrón. Sin embargo, el papel de aluminio y el film transparente son envoltorios que deben lanzarse al contenedor amarillo. El aluminio se funde para reconvertirse en otras bandejas y papel de aluminio.
7. Briks. Aunque lo parezca, los envases tipo briks no son cartón, o mejor dicho, no son solo cartón. También tienen entre sus componentes el plástico y el aluminio, por lo que es un error tirarlos al contenedor azul. El lugar correcto es el amarillo. En la planta de reciclaje se separan los diferentes materiales para su correcta reutilización. En cambio, las pajitas, un producto de plástico que suele acompañar a los briks más pequeños, especialmente de zumo, no van al amarillo, sino a la fracción de resto (contenedor gris).
8. Pañales. Los productos de bebés generan bastantes confusiones. Por ejemplo, un error habitual es lanzar los pañales al contenedor de la orgánica, cuando su lugar correcto es la fracción de resto o contenedor gris, como se hace con las compresas y los tampones. También deben ir al contenedor gris los biberones y los chupetes, aunque muchas personas sigan depositándolos en el amarillo por equivocación.
9. Cubos de plástico. Los cubos, ya sean para limpieza o para la playa, no se depositan en el contenedor amarillo. Hay que dejarlos en el contenedor gris de restos o mejor aún, llevarlos al punto limpio, donde se separarán los materiales reciclables (plástico y metal). Siguen el mismo camino las sartenes, cazuelas y otros utensilios de cocina, como los cubiertos. Del aluminio reciclado se pueden hacer nuevas herramientas y sartenes. Otro tipo de metal recuperado se puede utilizar para fabricar piezas de automóvil.
10. Bandejas de porexpán. Las bandejas de porexpán se consideran envases, por lo que van al contenedor amarillo, igual que cualquier otra bandeja, envoltorio o bolsa de plástico, lo que abarca desde las barquetas para la carne, el pescado o el embutido envasado hasta las cajas triangulares para sándwich. También irán al mismo contenedor amarillo las cajas pequeñas de madera que contienen fruta delicada, como las fresas. En cambio, las bandejas de cartón típicas en hostelería y restauración van al azul.
Hasta pronto Zero Waster@s!
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